El pasado otoño, durante un encuentro mantenido con sus lectores dentro de la última edición de Getafe Negro, Jo Nesbø confesó haber leído antes a los imitadores de Raymond Chandler que al propio Chandler. Acudí a la cita por razones de trabajo. No me interesan ni Nesbø ni la novela negra en su conjunto. Sin embargo, aquella paradoja -tan significativa respecto al desmesurado auge del relato criminal al que asistimos- me llamó la atención sobremanera.
En algunos aspectos, algo muy semejante podrían decir quienes hayan descubierto las aventuras de Blake y Mortimer en las entregas de los últimos diecinueve años. Frente a las ocho escritas y dibujadas por el gran Edgar P. Jacobs, publicadas en doce álbumes entre 1946 y 1970, ya son nueve las debidas a distintos dibujantes y guionistas. Admiradores de Jacobs pero también sus imitadores -al fin y al cabo de eso se trata cuando se incorporan a la serie- sus episodios han ido apareciendo en once álbumes publicados entre 1996 y 2014. En efecto, el año pasado llegó en el mercado francófono Le Bâton de Plutarque, última entrega de la colección, aún inédita en España.
Publicado el 18 de abril de 2015 a las 22:45.